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sábado, 6 de octubre de 2012

¿Para qué sirve realizar natación?


Los movimientos rítmicos de la natación se muestran exigentes no sólo con el corazón y los pulmones, lo cual ayuda a desarrollar la resistencia, sino también virtualmente con to­dos los principales grupos de músculos del cuerpo. Al tiempo que desa­rrolla la fuerza y la resistencia muscular, la natación sitúa menos tensión en los tendones, ligamentos y articulaciones del cuerpo que el correr y otras actividades de resistencia.



El poder de la natación como acondicionador aeróbico tanto a nivel de principiante como avanzado ha quedado bien establecido. En un estu­dio, un grupo de mujeres adolescentes que iniciaron un programa de natación elevaron su VO2max medio en un 14 por ciento en sólo siete semanas  Entre los atletas, el valor del VO2max medio de los principales nadadores se halla casi a la par con el de los corredores y los esquiadores de fondo, y es ligeramente superior al de los ciclistas.


Además de su efecto de entrenamiento, el nadar pone soberbiamente en forma los músculos de la parte superior del cuerpo, algo que el correr no puede conseguir. Puesto que los músculos de las piernas se usan principalmente para mantener nivelado el cuerpo en el agua, no para propulsión, cuanto más confíe un nadador en sus brazos, más eficientemente se moverá en el agua. De hecho, los estudios muestran que, entre los nadadores de competición, aproximadamente un 80 por ciento del movi­miento hacia adelante procede de los brazos y hombros. Nadar es particu­larmente efectivo para desarrollar los músculos pectorales y abdominales. Y debido al control de la respiración, pone en condiciones los músculos respiratorios y mejora la capacidad vital forzada, una medida de la capaci­dad respiratoria.



El bajo índice de lesiones entre los nadadores es debido a la flotabili­dad natural del agua, que sostiene el cuerpo y lo alivia de las tensiones del peso. Puesto que la natación no sitúa ninguna carga sobre la espina dorsal, las caderas, las rodillas y otras articulaciones, es especialmente beneficiosa para la gente con sobrepeso y la que tiene problemas con las rodillas o la región lumbar. Debido a la reducida tensión, esas personas pueden ejercitarse más tiempo y más enérgicamente nadando que cuando realizan virtualmente cualquier otro tipo de ejercicio. Nadar es particularmente efectivo para mantener y mejorar la capacidad aeróbica de los corredores y otros atletas lesionados que de otro modo no podrían seguir ejercitándose.



viernes, 5 de octubre de 2012

El agua y el niño de 3, 4 y 5 años Autores: Prof. Martha Sanz, Prof. Jaqui Esquitino

Para acceder al aprendizaje acuático, el niño deberá comenzar por resolver algunos problemas:


.. ver e incorporar la dimensión del natatorio
... ingresar en él
... separarse de sus padres
... separarse de su maestra del jardín
... conocer otros docentes y confiar en ellos
... integrarse a nuevos grupos
... y más...

No será el adulto-docente quien resuelva todo esto: es el niño quien, en base a sus experiencias previas, deberá hacerlo.

Si las experiencias previas han sido positivas se crea en él la necesidad de la actividad acuática: vamos bien, pues todo aprendizaje es una respuesta a una necesidad. En el caso de un niño sin experiencia previa, —y sabiendo que por su evolución socio-afectiva y motora está desarrollado para la actividad— deberíamos basarnos en una didáctica específica que lo lleve sin angustias a resolver todas las situaciones que puedan plantearse en el aprendizaje acuático.



Contenidos mínimos a desarrollar:
La adaptación:

La adaptación es un proceso continuo, que se va logrando en forma permanente: comienza con la adaptación ambiental (escuela nueva, vestuarios, natatorio) para continuar en la vivencia acuática.

Ya en el agua, la percepción de diferencias en el peso corporal, en el equilibrio, la visión, la audición, la respiración, son causas permanentes de adaptación. Si se realizan ejercitaciones adecuadas a la capacidad y necesidad del niño, aparece entonces la habilidad acuática que —bien elaborada— permite la iniciación del nado formal.


La horizontalidad:

Cuando se habla de traslación acuática económica se piensa en las posiciones hidrodinámicas del cuerpo.

En esta etapa del aprendizaje buscamos que el niño logre la horizontalidad de su cuerpo, tanto en posición dorsal como ventral. Ambas se fundamentarán en el mantenimiento permanente del equilibrio del cuerpo, incluyendo además las múltiples posiciones que ofrece la actividad acuática.

Ya al llegar a los 5 años logra con éxito la flotación vertical y la lateral, tanto en situación dinámica como estática.

Los movimientos:

¿Por qué las piernas primero?:
Es habitual que las piernas sean protagonistas importantes en los primeros desplazamientos. Esto es sin duda porque el pedaleo primero, y luego el batido de crol se asemejan a la acción de caminar, donde el movimiento es alternado y continuo.
Es muy importante incorporarlo en todas las situaciones: en la flotación ventral (batido de crol), en la flotación dorsal (batido de espalda), para emerger luego de un salto, para desplazarse luego de un impulso de piernas, etc.
Otra de las causas de porqué las piernas primero es la necesidad de usar elementos flotantes que se llevan con los brazos o las manos, y que favorecen el equilibrio del cuerpo durante las primeras ejercitaciones.
Las piernas y la patada de pecho:
Antes de comenzar el aprendizaje de la patada de pecho —movimiento simétrico simultáneo— el niño debe conocer la flexo-extensión del pie y la sensación de empuje por apoyo de plantas y extensión de piernas.
Si partimos de la base de que ya a los 4 años trabajaremos claramente los empujes y extensión de piernas, un niño de 5 años podrá lograr la patada de pecho.
Las piernas y la patada de mariposa:
Como experiencia de movimiento es semejante al subir y bajar de la patada de crol, pero aparece la simultaneidad, que complejiza el movimiento.
De los 5 años en adelante, lo esperable es que no todos puedan, pero debe hacerse la propuesta: ¿Quién puede ...?.
Las piernas y los empujes:
Cuando el niño ha elaborado la percepción plantar y la extensión de las piernas está preparado para incorporar el empuje como un elemento más de su desplazamiento.
Será incorporado a ejercicios en posición vertical en parte playa, en posición horizontal desde el borde, para saltar al agua de pie o de cabeza desde el borde, etc.
¿Por qué el perrito?
Los apoyos alterno-continuos de recobro subacuático (perrito) son los que el niño elige en forma natural como movimiento de brazos para iniciar sus desplazamientos.
Los brazos y la brazada de pecho:
El niño aprende este movimiento con facilidad porque es un movimiento simétrico que realiza dentro del agua y que puede ver: ahí están sus brazos, los dos juntos, accionando para empujar el agua ... (3 años).
Los brazos y la brazada de crol:
Cuando ya está bien elaborada la horizontalidad del cuerpo y el niño puede mantener la cara en el agua para no perder la posición de nado, está preparado para iniciar el aprendizaje de este movimiento. (recobro aéreo y propulsión).
Esto se debe hacer en forma global y por franca imitación de un modelo: como papá, como el profesor, como Juan ...
Las repeticiones deben ser pocas, entre 4 y 6 movimientos. No habrá análisis de formas técnicas; lo que sí debe ser clara es la información intelectual: Nado crol cuando muevo las piernas y los brazos (4 a 5 años).
Los brazos y la brazada de espalda:
A partir de la flotación dorsal con movimientos de piernas, el niño puede iniciar el movimiento simultáneo de apoyo de palmas, empujando el agua hacia los pies.
El recobro aéreo y la alternancia del movimiento resultan complejos antes de los 5 años.
Es muy importante dar calidad a la traslación dorsal por movimiento de piernas (buena posición de la cadera y la cabeza) y recién entonces incorporar la brazada global (5 años).
Los brazos y la brazada de mariposa:
Empujo mucho y hacia atrás, con los dos brazos, los saco del agua y los llevo adelante otra vez ... sería una propuesta para un niño de 5 años, hábil acuático, que está de pie en parte playa y camina empujando el agua. Ve sus brazos, y es capaz de ejecutar el movimiento. Lo percibe como información motora global y lo identifica intelectualmente como brazada de mariposa.
La posición inicial de los brazos:
Ante cualquier acción acuática será la de extendidos adelante, ya que favorece la horizontalidad del cuerpo y, consecuentemente, la hidrodinámica.
Deberá incorporarse a todas las ejercitaciones: flotaciones, salidas del borde, entradas de cabeza, etc., a fin de lograr la automatización del gesto.
Detección de los errores motrices
El niño es ya independiente acuático: se desplaza, invierte su postura, se sumerge, se detiene para flotar; en una palabra, ya puede en el agua...
En función de todo lo que hace es común que cometa errores importantes para la futura técnica: llevar las rodillas al abdomen en su movimiento de batido, empujar con el empeine en la patada de pecho, hacer la brazada perrito con los brazos debajo del tronco y no extendidos delante del tronco, empujar el agua en las brazadas con el dorso en lugar de las palmas...
Ninguno de estos errores le impide hacer lo que se propone: jugar y estar en el agua.
Aunque sea difícil captar su atención, es responsabilidad del docente evitar la fijación de cualquier error técnico.
Lo esencial es diagnosticar el origen del error y hacer un retroceso metodológico, llegando así a la estimulación adecuada, para lograr el movimiento correcto.
Y además, ¿está el niño preparado para este movimiento, o debo esperar su maduración motora?


La respiración

En la etapa de adaptación-aprendizaje no es lo mismo el agua en la cara -que sorprende, agrede, molesta, desestabiliza el equilibrio- que la cara en el agua, ejercicio que contiene un buen nivel de adaptación. Partiendo de esta idea, el proceso de la respiración en función del nado estaría dado por el logro de los siguientes niveles de capacidad:

3 años:
La cara en el agua.
Pausa respiratoria durante la inmersión.
Soplar la superficie del agua (hacer burbujas).
Al emerger, sacar la boca, soplar y aspirar.
4 años:
Soplar por la boca en la traslación subacuática.
Durante el desplazamiento, aumentar la frecuencia de soplar y tomar, con respecto a los movimientos de brazos.
Combinar la habilidad respiratoria con los diferentes movimientos de brazos.
Combinar la habilidad respiratoria con todas las actividades: durante la flotación, al nadar, al saltar al agua y emerger, etc.
5 años:
Iniciar el rolido de la cabeza (eje longitudinal) y aspirar - soplar buscando la coordinación del giro de cabeza y el movimiento de brazos durante el nado de crol global.
Lo habitual en el niño es soplar por la boca en inmersión. Pero además de poder soplar, es importante que mantenga su habilidad de ojos abiertos para mirar y orientarse dentro y bajo el agua.
La coordinación:

Inicialmente, la coordinación de piernas, brazos y respiración no es organizada en cuanto a ritmo y continuidad.

De 3 a 4 años es común ver que el niño mueve las piernas en forma constante y, con menos continuidad, los brazos. Por lo general, hasta los detiene para buscar apoyarse y sacar la boca del agua para aspirar.

Su habilidad aumenta llegando a elaborar movimientos continuos de brazos y piernas con una acción de aspiración cada 3 ó 4 ciclos de brazadas.

Finalizando la etapa de los 5 años llega a concretar armónicamente su desplazamiento: mueve los brazos y las piernas con continuidad e incorpora la aspiración-espiración de acuerdo a su capacidad individual.


La orientación:

Durante todo el proceso de ambientación y aprendizaje de movimientos, juegos, saltos del borde, logro de destrezas corporales, etc., la orientación se desarrollará tanto en superficie como en inmersión. El niño debe poder responderse:

¿Donde estoy?: En la parte profunda, en lo hondo, en el agua grande, en lo playa,en el agua chica...
¿Hacia dónde voy?: Al borde, a la escalera...
¿Cómo voy?: Por arriba, por abajo del agua...
¿Cómo lo hago?: Con las piernas solas, con los brazos y las piernas...
Estos y otros son indicadores de orientación en su imagen corporal, en el espacio ambiente y en el tiempo de la clase.








miércoles, 3 de octubre de 2012

¿Qué es la natación?:


Según la Real Academia Española, la natación es la "acción y efecto de nadar" y nadar es el hecho de "trasladarse en el agua, ayudándose de los movimientos necesarios, y sin tocar el suelo ni otro apoyo". Sin embargo, estos conceptos pueden resultar un tanto imprecisos, razón por la cual algunos autores (Iguarán, Arellano o Counsilman), buscando un mayor rigor conceptual, añaden denominaciones tales como deporte, ejercicio, fuerza, propulsión, resistencia, equilibrio, salud, supervivencia, etc., pudiendo redefinir el término natación como:

"La habilidad que permite al ser humano desplazarse en el agua, gracias a la acción propulsora realizada por los movimientos rítmicos, repetitivos y coordinados de los miembros superiores, inferiores y el cuerpo, y que le permitirá mantenerse en la superficie y vencer la resistencia que ofrece el agua para desplazarse en ella".

Para terminar con la definición terminológica de la natación, se deberán tener en cuenta los distintos objetivos o fines que se persiguen con esta práctica. Éstos pueden variar desde un planteamiento utilitario que cubra las necesidades básicas del ser humano como puede ser el conservar la vida, hasta un planteamiento educativo que permita además del aprendizaje de la natación contribuir a la formación integral de la persona desde el punto de vista motor, cognitivo y afectivo.
Otro objetivo puede ser el planteamiento higiénico-sanitario como mejora de la condición física y profiláctica. Para el autor de esta página, estos tres planteamientos son los más importantes, aunque no los únicos. Otros planteamientos son el competitivo o el recreativo.

Pero la natación no se limita a estos planteamientos, sino que atiende a otras necesidades especiales como en ningún otro deporte. Por ejemplo, asmáticos, embarazadas, epilépticos y aquellos con cualquier tipo de disminución física e incluso psíquica, pueden beneficiarse de esta práctica.



De todos son conocidas las ventajas de la práctica deportiva y de los múltiples beneficios de la natación. La natación es un deporte excepcional ya que permite su práctica, con distintos planteamientos, durante toda la vida. Los bebés pueden iniciar su andadura en la piscina desde los pocos meses de edad, con resultados extraordinarios, no sólo para ellos, sino como experiencia para sus padres. Por otro lado, es fácil ver personas de hasta 70 u 80 años nadando.


La práctica de la natación está basada principalmente en la técnica y de forma secundaria en el entrenamiento de la velocidad y la resistencia. Esta circunstancia se debe a que, al contrario que en otros deportes, el cuerpo humano no fue diseñado para nadar, ya que esta acción implica movimientos no naturales y poco instintivos. Por lo tanto, por mucha distancia que se nade o por mucha intensidad que se aplique, no se conseguirá un mejor nadador. Según el prestigioso entrenador de natación Emmett Hines, la natación es "el conjunto de movimientos rítmicos y repetitivos más complejo que existe con respecto a cualquier otro deporte, e involucra el trabajo de un mayor número de grupos musculares, en perfecta coordinación con mayores amplitudes de movimiento que ninguna otra actividad".

Por último, decir que la natación de competición se centra sobre todo en la velocidad. Es por eso que en las últimas décadas los nadadores se han concentrado en el único propósito de batir récords que se van superando cada año.



¿Es posible aprender jugando en el medio acuático en Educación Física? Un ejemplo práctico con las equilibraciones


http://www.efdeportes.com/efd31/acuat.htm


1. Introducción

    En la actualidad muchos centros educativos, ya sean públicos, privados o privados concertados, incluyen, dentro de las horas de Educación Física sesiones dedicadas al desarrollo de la motricidad acuática. Este hecho es favorable para el desarrollo integral de los alumnos1, pero tendrá cabida dentro del currículum escolar siempre y cuando se plantee la práctica de las actividades acuáticas desde el enfoque educativo, ya que, aunque partimos del supuesto en el que tanto padres como educadores perseguimos los mismos fines, a la hora de unificar criterios para establecer unos contenidos, modelos de enseñanza, evaluación, etc., la unión que en principio suponíamos ya no es tal.


    Para evitar que esto ocurra planteamos una metodología acorde con el contexto educativo. Se trata de proponer actividades más motivantes y atractivas para los alumnos, a la vez que se establecen una serie de objetivos a conseguir. Dichos objetivos deben estar de acuerdo con los bloques de contenidos en Educación Física, y en cada una de las sesiones se trabajarán conceptos, procedimientos y actitudes, para lograr un/os objetivos específicos.

    El objetivo de este artículo es presentar un ejemplo práctico, a través de una unidad didáctica, de la enseñanza comprensiva a través del modelo integrado en el medio acuático (Moreno y Gutiérrez, 1998; Moreno y cols., 2000; Moreno, en prensa), para, de este modo, entender como debería organizarse el proceso de aprendizaje en la adquisición de las habilidades motrices acuáticas en el currículum escolar. Teniendo en cuenta que, para que dicha organización sea posible, debe existir una coordinación entre el maestro especialista y el técnico en actividades acuáticas. Así pues, con el fin de evitar que estas horas queden como una actividad extracurricular dentro de las horas lectivas, es primordial la unión de criterios entre los distintos profesionales, a la vez que implica un cambio por parte de la Administración.


2. Modelo teórico

    Según Moreno y Gutiérrez (1998) en las etapas de infantil y primaria tiene particular importancia la conexión entre el desarrollo motor y el desarrollo cognoscitivo. Los juegos adquieren un gran valor educativo por las posibilidades de exploración del propio entorno y por las relaciones lógicas que se favorecen a través de las interacciones con los objetos, con el medio, con otras personas y consigo mismo. No hay que olvidar que el juego motor es uno de los principales mecanismos de relación e interacción con los demás y, es en estas etapas, cuando comienza a definirse el comportamiento social de la persona (el carácter expresivo y comunicativo del cuerpo facilita y enriquece la relación interpersonal) así como sus intereses y actitudes. Relacionado con lo anterior, Linaza y Maldonado (1987), explican que la construcción que realiza el niño de su conocimiento social está profundamente relacionada con sus interacciones sociales, exactamente en el mismo sentido en el que su conocimiento físico está relacionado con sus actuaciones sobre el entorno, y una gran parte de las interacciones sociales del niño tienen lugar precisamente en el terreno del juego.



    Por todo ello, la forma de trabajo que planteamos se caracteriza por proponer un aprendizaje significativo, siendo el alumno el verdadero protagonista de su aprendizaje. Utilizamos como nuestro mejor recurso didáctico el juego o las formas jugadas, con una metodología acorde con la LOGSE como la "indagación" o el "descubrimiento guiado". El método propuesto es el "modelo integrado" (Read, 1988), desarrollado en España por Devís y Peiró (1992) y utilizado por primera vez por Moreno y Gutiérrez (1998) en las actividades acuáticas. De este modo, las actividades presentan problemas que el alumno debe solucionar, tras cada uno de los intentos se plantean unas reflexiones para conseguir una mejor comprensión del juego o comenzar con el aspecto más específico de los movimientos (modelo aislado).

    Respetando este modelo y apostando por un aprendizaje constructivista en las actividades acuáticas fundamentado en el análisis ecológico o situacional de aprendizaje, en el que existen tres fuentes de control (Ruiz, 1999); por un lado la ambiental, donde el sujeto se mueve; por otro lado, la relacionada con el propio participante; y por último, la tarea propuesta, además del componente cognitivo que interviene, creemos que este supuesto se convierte en un claro ejemplo de su puesta en práctica, como ya se hizo en una anterior publicación (Moreno y Gutiérrez, 1998). A continuación, pasamos a comentar cada uno de las tres fuentes de control.

    El ambiente. Para Malina (1980, citado en Ruiz, 1987), existen tres componentes: el componente natural del medio, tal y como es; el componente construido, artificial; y el componente relacional, humano. Para algunos autores existen connotaciones diferentes para los términos medio y ambiente.

El medio entendido como el conjunto de elementos con los que el niño puede entrar en contacto. Según Schmitt (1995) hay que acondicionar el medio para organizar mejor la enseñanza y facilitar un aprendizaje sin asistencia exterior, lo que permitirá al niño ser autónomo desde el principio, sin falsear la relación con el medio. De este modo habrá que actuar sobre el medio y transformarlo, para su mejor conocimiento.

El ambiente hace referencia a las condiciones geo-ecológicas en las que los sujetos de una sociedad o grupo conviven. La mayoría de las piscinas carecen de elementos decorativos lo que hace la práctica menos motivante. Moreno y Gutiérrez (1998) aconsejan una serie de elementos que pueden formar parte de la estructura ambiental, entre los que resaltarían los murales, los dibujos realizados por los propios alumnos, los materiales hinchables, los toboganes, etc.

    En la misma línea encontramos a Schmitt (1995), que con relación al acondicionamiento del medio, plantea una metodología a partir de situaciones problema o modelo auto-adaptativo de aprendizaje. Se tratará de crear un medio experimental con el fin de que el alumno construya su propia motricidad acuática. Es conveniente hacer una buena elección de las situaciones en función de los objetivos a alcanzar, favoreciendo la entrega de la personalidad entera y facilitando su autoconstrucción y su auto-adaptación.

    El alumno. Desde esta propuesta consideramos imprescindible el aprendizaje de unas habilidades motrices previas a las habilidades deportivas para conseguir un posterior dominio del medio acuático. En la presente unidad didáctica trataremos las equilibraciones, que estarían directamente relacionadas con otras habilidades motrices acuáticas (Moreno y Gutiérrez, 1998): respiración, flotación y equilibrio.

La respiración. En ella van a darse una de las modificaciones más grandes respecto al medio terrestre. Siguiendo la pauta general de ofrecerle al alumno la gama más amplia posible de alternativas debemos provocar que el alumno vivencie cuál es la respiración más apropiada y debe saber diferenciar entre dos fases respiratorias: inspiración (toma de aire) y espiración (expulsión del aire), así como los diferentes tipos de apneas.

La flotación. Como ya sabemos, el hecho de estar sumergido en un elemento líquido como es el agua, conlleva que aparezca la fuerza de flotación (principio de Arquímedes), que va a suponer una experiencia totalmente nueva para el alumno. Por todo esto, tendremos que centrar el trabajo con el alumno, fundamentalmente, en el conocimiento por parte del principiante de su capacidad de flotación y de su forma de flotar. Deberemos tener en cuenta otros factores, como el peso específico, la respiración, el estado de relajación y la densidad del agua.



El equilibrio. La posición de equilibrio en el medio acuático está determinada por la posición relativa del centro de gravedad y del centro de flotación. Debemos tener en cuenta que el cambio de posición de los segmentos corporales provoca un desplazamiento de la posición del centro de gravedad, con lo que el sujeto percibirá nuevas sensaciones que pueden provocar la aparición del miedo en el alumno. Aunque con el juego podremos evitarlo (Álvarez de Dalmau, 1993)

    La tarea. Las tareas acuáticas, tradicionalmente se han utilizado en el proceso de aprendizaje para que los aprendices fueran unos buenos nadadores en el futuro. Sin duda alguna, su utilización puede ser una ayuda para que los niños adquieran determinados conocimientos en un proceso dado, pero, desde nuestro punto de vista, no tienen que exigir al practicante, de forma exclusiva, el dominio de unas determinas técnicas natatorias. Estos se tienen que convertir en creadores de escenarios interactivos en el medio acuático, siendo a través de dicho contexto, donde se irán adquiriendo las habilidades motrices acuáticas (equilibraciones, desplazamientos, giros y manipulaciones) y que en un futuro la combinación de las mismas dará lugar al dominio de las habilidades deportivas acuáticas (combinación de habilidades motrices acuáticas).


3. Propuesta práctica a través de una unidad didáctica

    La unidad didáctica está vinculada estrechamente al bloque de contenidos de "El cuerpo: imagen y percepción", trabajaremos sobre todo el equilibrio, la flotación y la respiración. No solamente nos hemos centrado en este bloque, más aún, hemos intentado tratar estos mismos contenidos a partir de otros bloques (juegos, habilidades y destrezas, expresión y comunicación). Esta diseñada para primer curso del primer ciclo de Primaria (6 y 7 años).

    Nuestra intervención didáctica se caracteriza por una estrategia en la práctica global y una estrategia en la práctica global polarizando la atención. Para la consecución de los objetivos de esta etapa utilizamos estilos de enseñanza tradicionales (asignación de tareas), participativos (enseñanza recíproca), cognoscitivos (descubrimiento guiado y resolución de problemas) y creativos.

    Debemos aclarar que la unidad didáctica no contempla ningún alumno con necesidades educativas especiales, así pues partimos de un centro sin alumnos de integración, aunque esta circunstancia no implica que no sea posible realizarlo en caso contrario, lógicamente se necesitarían algunas adaptaciones para cubrir unas necesidades específicas.

    Hemos intentado no tratar únicamente un sólo contenido, ya que consideramos que la unidad didáctica es bastante amplia y ofrece bastantes posibilidades. En ocasiones, dentro de las sesiones hemos introducido algunas actividades que no estaban relacionadas directamente con los contenidos, pero que en determinadas situaciones nos han sido realmente útiles para que el resto de las actividades pudieran llegar a buen término.

    La unidad didáctica ha sido ambientada en el mundo de "Los Piratas", los títulos están relacionados, y muchas de las tareas han sido explicadas simbolizando dicho mundo, aunque son totalmente libres de modificación para adaptarlas a cada caso concreto (intereses de los alumnos, recursos disponibles, etc.).

3.1. Desarrollo de la unidad didáctica


Cada una de las sesiones de la unidad didáctica está compuesta por los siguientes apartados:

Unidad didáctica. Corresponde al objetivo general de la unidad didáctica, en este caso, equilibraciones en el medio acuático.

Objetivo. Hace referencia al objetivo específico de la sesión.

Contenidos. En este apartado encontramos: procedimientos, conceptos y actitudes.

Curso. Especifica el curso al que está destinada la unidad didáctica, que corresponde con el primer curso de Primaria.

Ciclo. Muestra el ciclo al que está destinada la unidad didáctica, que corresponde con el primer ciclo de Primaria.

Nº de alumnos. Coincide con el número de alumnos por sesión, en este caso serían 25 alumnos, que es el promedio de alumnos por aula, aunque no implica que un educador deba estar con todos, lógicamente se dividirían, al existir la ayuda de un técnico acuático.

Sesión. Corresponde con el número de sesión.

Nombre. Coincide con el nombre de la sesión.

Metodología. Hace referencia al modelo teórico en el que nos apoyamos, la enseñanza comprensiva a través del modelo integrado.

Material. Se enumera el material empleado en las sesiones, aunque esto no debe entenderse como algo rígido y estrictamente necesario para el desarrollo de las actividades.

Instalación. Especifica la profundidad de la piscina. Debemos aclarar que no es rigurosamente necesario que las actividades se realicen en la parte de la piscina que se especifica, ya que esto queda a decisión del especialista que realice la sesión, que vendrá marcada por la realidad educativa.

Objetivos específicos. Indica el objetivo principal que persigue cada una de las actividades planteadas. De este modo podremos tener una visión más específica de la sesión.

Descripción. Se explican cada una de las actividades o juegos.



Según la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la Comunidad de Madrid (FAMMA), tirarse al agua de forma imprudente provoca cada año el 15% de las lesiones medulares que se registran en nuestro país, sobre todo en niños y adolescentes.

Cada año se producen cerca de medio centenar de lesiones medulares en nuestro país debido a las zambullidas, una cifra que, según Sanidad, se debe en buena parte a que los bañistas no tienen conciencia del peligro que puede suponer sumergirse en el agua de forma inadecuada.

La mayoría de estos accidentes suelen provocar tetraplejia y suelen ocurrir en chicos de 15 a 30 años como consecuencia de lanzarse al agua en zonas como ríos, lagos, malecones, acantilados o incluso en la playa.


RECOMENDACIONES PREVENTIVAS
Evitar las inmersiones bruscas por zambullida. Si lo hacemos, debemos tener en cuenta la altura desde la que nos sumergimos, que debe ser cómo mínimo de un metro y medio de profundidad. Evitar también lugares no aptos desde los que tirarnos, como son árboles, balcones u otros espacios inadecuados.
No tirarse de cabeza en lugares en los que desconozcamos la profundidad, ya que ésta podría ser menor de la que creemos, pudiendo golpearnos y ocasionarnos una lesión medular, que puede ser causa de parálisis.
Introducirse en el agua lentamente o tirarse de pie varias veces antes de hacerlo de cabeza.
Cuando nos tiramos de cabeza, los brazos deben situarse en prolongación del cuerpo para proteger el cuello y la cabeza. Tener en cuenta que una mala caída desde una elevada altura puede tener como consecuencia una lesión, aunque el impacto sea sólo contra el agua.
Los lugares con poca profundidad y aguas turbias son peligrosos, porque no podemos visibilizar si hay elementos sumergidos (rocas, árboles u otros objetos) contra los que podamos impactar.
Bañarte en las zonas reservadas y habilitadas para el baño, evitando áreas no aptas o por las que circulen vehículos acuáticos (motos, tablas de windsurf, lanchas...). Además, se deben elegir playas o piscinas que estén supervisadas o vigiladas por socorristas, y respetar las banderas de señalización. No nadar a contracorriente.
En las piscinas se debe tener especial precaución con bordillos y zonas mojadas para no resbalar, caer al agua, lesionarte o lesionar a otros. También se debe tener precaución con los toboganes y trampolines. Es recomendable poner vallas de protección para evitar que los niños puedan acercarse cuando están solos, especialmente en las piscinas particulares.
Vigilar a los niños, aunque sepan nadar, ya que ante un ahogamiento, y con tan solo tres minutos sin respirar, se pueden producir daños cerebrales irreversibles. También es conveniente tener cuidado con las olas del mar. Un mal golpe de ola, puede propiciar un traumatismo cervical y producir una tetraplejia para toda la vida.
Evita bañarte de noche o cuando has consumido alcohol, ya que nadie podrá verte si te ocurre algo. Además, con el alcohol disminuye tu capacidad de reacción ante un peligro y aumenta la desinhibición, lo que fomenta las conductas de riesgo